Sobre las especificaciones de requisitos del cliente. Históricamente se exigía a los clientes que escribieran unas especificaciones y las firmaran para salir del caos imperante. Ante esta idea los clientes que pagaban a las consultoras cantidades multi-muchi-astronómicas invitaron con comprensión e implicación a las consultoras a que les succionasen sus caóticos miembros viriles (perdóneseme la vulgaridad). Ante esta perspectiva los gurús de la informática inventaron lo siguiente: las consultoras redactan las especificaciones de los proyectos y los clientes las aceptan y firman tras su estudio. No se conocen muchos casos en que esto se haya dado. Lo normal es que no se hagan, que no se cumplan o que se cambien. ("¿Yo te dije que en las 500 páginas de este sitio web apareciera el logo de la empresa? No hombre no, lo que te dije es que apareciera el logo dependiendo del número de página, por ejemplo, en la 1 sí, en la 4 también pero en rojo, en la 6,7 y 9 también pero en relieve dorado y como imitando el vuelo del cisne, que es el animal corporativo (????), en la 8 no, eh, en la 8 no, etcétera.")
Esta situación, a mi juicio está provocada por el enfoque erróneo. En los pocos casos en que se realizan y formalizan las especificaciones de requisitos se hace bajo la perspectiva de nadar y guardar la ropa, esto es, como herramienta de defensa ante catástrofes (desviaciones de la planificación, productos de mala calidad, errores, insatisfacción con el producto...). Pero esto no nos deja en mejor posición ante nuestros clientes: Podremos eludir responsabilidades y no asumir el costo (que no es moco de pavo en algunas ocasiones) pero obtendremos un cliente que ha pagado por algo que no quería (aunque no supiera muy bien lo que quería) y además lo sabe.
Si buscamos la excelencia en lo que hacemos, en este caso buscar soluciones a los problemas de nuestros clientes, tendremos que involucrarnos muchísimo más en entender, y a veces descubrir junto con ellos, lo que de verdad les preocupa o les interesa, para ello no basta con una reunión de un comercial y el responsable de la contratación del servicio. Cuanto más tiempo dediquemos a entender y asegurarnos de que todos hablamos el mismo idioma (especificación de requisitos) antes nos percibirán como aliados y no como embaucadores. Tendremos clientes para rato.